El fascismo nunca ha estado muerto, de Luciano Canfora
El auge en los últimos de los partidos de corte fascista hace que se plantee la pregunta: si les ganamos en la segunda guerra mundial ¿cómo es posible que reaparezcan con fuerza en países que se consideraban democracias avanzadas?
El problema está en que siempre estuvieron ahí. Existen países en los que el fascismo ocupó el poder de forma directa durante muchos años. España o Portugal es el caso más claro. En otros, como Italia o Francia; se dio la impresión de que se habían eliminado pero siempre tuvieron resortes a los que agarrarse. La Francia de Vichy, por ejemplo, un caso de Estado fascista que fue en algún caso en avanzadilla del régimen nazi además y que permitió mantener, con posterioridad a 1944 algunas estructuras. Los Estados Unidos, paradigma de la democracia, ha tenido numerosos brotes de fascismo, ya sean los de Hoover o MacCarthy a los campos de concentración contra estadounidenses de origen asiático Hoover y el Ku Klux Kan. El propio autoritarismo de Trump entronca con esta tradición fascista. En otros casos, la ideología oficial antifascista de la Europa del Este hizo que, cuando cayeron los regímenes prosoviéticos, todo lo que estaba detrás de su ideología también abriera el camino hacia la eliminación del antifascismo. Incluso los países escandinavos han visto cómo han reaparecido con fuerza. Y en nuestro país, el fascismo que siempre ha estado ahí, en la transición incompleta, reaparece a la primera de cambio, cuando lo más básico de los fascistas lo ven en peligro.
Lo que resulta fascinante del libro de Luciano Campora es ver cómo todo ha estado ahí, que el fascismo nunca ha estado muerto. Y lo más complicado ahora es cómo se les puede reducir a un mero papel testimonial, teniendo en cuenta que disponen de amigos poderosos que los utilizan cuando se sienten en peligro. No es como decía el Komintern que el fascismo es la continuación del capitalismo, es la defensa última de cierta ideología. En España lo conocemos bien, cuando los Estados Unidos blanquearon el fascismo a cambio del establecimiento de varias bases militares (de las que aún nos quedan dos, Morón de la Frontera y Rota).
Por ello, este libro breve de Canfora es de gran interés. Es cierto que tiene una abundancia de experiencia italiana, pero cuando el lector lo vea, observará que son experiencias intercambiables. Y que, por ello, aquellos que blanquean el fascismo, aquellos que pactan con ellos ponen en un riesgo democrático de primera entidad. Y ese es el momento en el que nos encontramos, con fascismos en Europa, en América Latina o en los Estados Unidos; estén o no en el poder en este momento actual.