¿QUÉ SE CELEBRA REALMENTE UN 25 DE DICIEMBRE?

Si atendemos a lo que nos han enseñado desde pequeños, es el aniversario del nacimiento de Jesús en Belén (Palestina). No obstante, es complicado tener la certeza de que ocurriera tal día.

Desde luego, si tomamos lo señalado en la Biblia, resulta complicado aceptar que Jesús naciera un 25 de diciembre. Lucas (2:8) da un dato relevante: “en la misma región había pastores que estaban en el campo, cuidando sus rebaños durante las vigilias de la noche”. En la tradición ganadera de la zona, el periodo de pasto al aire libre por la noche llegaba hasta octubre, cuando todavía no había comenzado la época de las lluvias.

Por tanto, si atendemos a las fuentes más vinculadas a la religión católica, las fechas no coinciden. Conviene recordar que, cuando alrededor del año 200 se empieza a surgir la idea de la celebración del nacimiento de Jesús, se fijaba la primavera como fecha del homenaje.

UNA DECISIÓN POLÍTICA CONSCIENTE

Realmente, el 25 de diciembre fue el día que eligieron el emperador Constantino y el papa Julio I, allá por el año 340 para situar el nacimiento de Jesús. Formaba parte de una estrategia de superponer las fechas más relevantes del cristianismo con las del calendario.

Fue el Papa Liberio quien,  en el año 354, que decretó que el 25 de diciembre se produjo el nacimiento de Jesús.

No había datos que permitan determinar una fecha exacta en la que se produjo tal evento y en la decisión de fijarlo en el 25 de diciembre tenía elementos de marketing político religioso para facilitar la conversión de la población al catolicismo, teniendo en cuenta que esta era la época de grandes fiestas que se venían desarrollando desde mucho tiempo antes.

En efecto, los últimos días de diciembre estaban llenos de fiestas romanas en las que se festejaba y se regalaba (en particular, a niños y pobres):

a) En primer lugar, las Saturnales, cuyo origen está en la fiesta por la finalización de los trabajos del campo, aunque se introdujeron en el siglo III antes de Cristo para levantar la moral de la población tras la derrota ante los cartagineses en la batalla del lago Trasimeno. Duraban 7 días, entre el 17 y el 23 de diciembre (aunque había vacaciones judiciales de sólo cinco días). El poeta Catulo las consideraba las mejores fiestas, eran unas fiestas totalmente desenfrenadas en donde los esclavos y los señores eran iguales Poemas XIV, 15):Saturnalibus, optimo dierum! El día 23 era el día de los regalos, las sigilarias en honor a las figuras que se ofrecían a Saturno para pedir por un buen año agrícola y

b) Y, en segundo lugar, el 25 de diciembre el día del Sol invictus, en donde se rendía culto al sol; a través del nacimiento de Apolo, dios del Sol; en donde se conmemoraba que los días empezaban a agrandarse después del solsticio de invierno. Ese día se celebraba una gran comida especial llamada Brumalia, en donde no se debía ser ni menos que las gracias (3) ni más que las musas (9). Fijando el nacimiento el 25 de diciembre, se mandaba el mensaje de que Jesús era el nuevo Sol que venía a liberar el mundo.

Este día también era, en las culturas anteriores un día de celebración: el 25 de diciembre se celebraba el nacimiento de Mitra, el dios iraní de la Justicia, del que se conocen datos que son muy parecidos a los de Jesús (como la virginidad de su madre, ser enviado a la tierra por su padre para que se hicieran sus deseos, su sacrificio para salvar a la humanidad o el nacimiento en una cueva oscura y pobre; entre otros).

En todo caso, con el Decreto del papa Liberio, las saturnales pasaron a ser la Navidad, en conmemoración de la decisión sobre el nacimiento de Jesús.

EL AÑO DEL NACIMIENTO DE JESÚS: OTRA INEXACTITUD HISTÓRICA

Como es conocido, el nacimiento de Jesús sirve para diferenciar la era anterior y posterior y determina el año en el que nos encontramos. Fue Dionisio el Exiguo el que determinó que se produjo en el año 753 ab urbe condita, después de la fundación de Roma. Con ello nacía el Anno Domini.

Bueno, pues es discutible que se produjera ese año. Hay dos datos que nos permiten creer que no se produjo: por un lado, el reinado de Herodes, que se prologó entre el 40 y el 4 antes de Cristo. Por otra parte, la elaboración del censo que dio lugar al viaje que hicieron José y María para cumplir con la orden romana. Un censo que se ordenó por Quirino, gobernador romano de Siria en el año 6 d.C.

Si, como dicen los evangelios, Jesús murió a los 33 años en el mandato de Poncio Pilatos como prefecto de Judea (que se extendió entre los años 26 y 36 d.C.) y lo combinamos con los datos anteriores del censo y el reinado de Herodes, resultaría que su nacimiento se produjo entre los años 7 a.C. y 3 d.C.

MÁS ALLÁ DE LA HISTORIA

La historia la hacen los vencedores, incluso para una celebración como la del 25 de diciembre. Solo se puede decir que celebren, disfruten, y actúen en consonancia con sus creencias. Posiblemente, lo mejor que se puede recordar es el ¡Io Saturnalia! de los romanos, como felicitación para olvidar las preocupaciones.